miércoles, 31 de octubre de 2007
Sueño al chocolate
sábado, 27 de octubre de 2007
Entre nubes
Me engañas, enlazas y suplicas, muestras las migajas de aquellos sueños que marcharon entre las nubes. Desnudas la razón de mi cuerpo y me confundes, permitiéndome ir a aquél palacio eterno hundido en la nostalgia. Obligándome a negar las lágrimas que se evaporan junto a la niebla de un cuento que nunca logré terminar. Te miro, intentando encontrar el hogar que prometiste, el cristal de una ventana abierta bajo un cielo confiado. Pero vuelven a mentirme en la distancia tus brazos y la oscuridad me eleva para observarte por última vez en tu paraíso.
El final para esta princesa desencantada esta escrito en mi rostro, y el dolor marca la letra entre mis venas. El rendirme al pasado es una alternativa útil, más no hay ya suelo que me retenga. El volar es un sueño, una esperanza, y auque no logre ver mi destino, se que el color nuevamente dibujará mi vida.
jueves, 25 de octubre de 2007
NIEVE EN LAS VÍAS

No hay sueños más allá del manto de nieve. No existe sorpresa alguna en la próxima parada. En mi vagón sólo viaja la incertidumbre y la ansiedad, a quienes la acompaña la eterna sensación de nostalgia. Creo recordar vagamente a la niña que se perdió entre los raíles y que cuando creció malinterpretó las indicaciones del destino, olvidándose de recoger su equipaje y de volver al hogar. No permanece la ilusión tras las vías corroídas por el tiempo. Todas las sensaciones quedaron impregnadas por el olor a soledad, humedecidas por la desgana y la desazón.
Mientras el sonido de un lejano tren me transporta entre las Ayas y los Castaños, mi cuerpo se resiste a trasgredir el camino elegido. Infiel a mis propios sueños me aferro a los oxidados hierros, rota por el dolor, negada a volar con dos alas, vencida por completo en este sinuoso trayecto.
Ahora veo las fotografías como si nunca fuese ayer, como si de la niña extraviada hubiese nacido otra yo que cumple mis expectativas, mis deseos, mientras yo no acabo de entender el frenesí de mi vida. Entonces la añoro, la extraño y la envidio, deseando volver a cruzarnos algún día en la misma estación.
miércoles, 24 de octubre de 2007
La Araña
martes, 23 de octubre de 2007
Fantasía
Fantasear cuando uno es niño no es una tarea difícil. Más bien consiste en un juego, parte del propio desarrollo del infante, una puerta que prácticamente todos hemos atravesado. Al crecer, el sentimiento de ensueño que nos arrastra durante toda la infancia, se transforma en algo inútil, accesorio en la cotidianeidad de nuestras vidas. Soñar se deja para cuando dormimos. El acto simple de imaginar acudiendo a nuestros sueños, esperanzas e ilusiones, se relaciona con el iluso, el romántico, el eterno soñador. Sin embargo, aquellos que colocan un muro limitando su capacidad y se permiten renombrar este acto tan natural, perdieron en algún momento parte esa esencia del ser humano. Para ellos, no valen las excusas ante la necesaria estabilidad de la realidad. Aquella antigua sensación de inventar se difumina en la simple y cotidiana atmósfera de lo correcto, alabando únicamente a los personajes de gran reconocimiento, que por dedicarse a ello, utilizan su ingenio como moneda de cambio en el sistema económico de nuestros días.
sábado, 20 de octubre de 2007
Desde el infierno
Desde el infierno se escribe con pluma de fuego,
diez calderos que funden mi alma en tinta,
el primer recuerdo es el olvido del dolor,
vendido por un alma perdida al mejor postor.
Desde el infierno se huele la sangre vertida,
dos mil batallas se hicieron eco de la derrota,
la nostalgia refleja en el espejo de azufre
esperanzas vanas de aquel que no sufre.
Desde el infierno se reprimen los negros llantos,
una alfombra de errores surge a mi paso,
la parsimonia del tiempo va consumiendo,
las llagas que la vida fue venciendo.
Desde el infierno se reza a la sinrazón,
respuestas ociosas que ofreció el miedo,
credo que confunde las sendas prohibidas,
droga perenne que cura mis heridas.
Desde el infierno se ahuyentan las ilusiones,
tesoro indigno en tierra de pesares,
del acero prende el pecado del hombre,
muerte y sufrimiento llevan de nombre.
Desde el infierno miro mis manos,
me odio por mi vileza.
Desde el infierno quemo mi pasado,
sin que pueda haber enmienda.
Desde el infierno seco mi futuro
no hay recelo ni temeridad,
Desde el infierno invado mi gracia,
con esta pérfida eternidad.