sábado, 20 de octubre de 2007

Desde el infierno

Desde el infierno se escribe con pluma de fuego,

diez calderos que funden mi alma en tinta,

el primer recuerdo es el olvido del dolor,

vendido por un alma perdida al mejor postor.

Desde el infierno se huele la sangre vertida,

dos mil batallas se hicieron eco de la derrota,

la nostalgia refleja en el espejo de azufre

esperanzas vanas de aquel que no sufre.

Desde el infierno se reprimen los negros llantos,

una alfombra de errores surge a mi paso,

la parsimonia del tiempo va consumiendo,

las llagas que la vida fue venciendo.

Desde el infierno se reza a la sinrazón,

respuestas ociosas que ofreció el miedo,

credo que confunde las sendas prohibidas,

droga perenne que cura mis heridas.

Desde el infierno se ahuyentan las ilusiones,

tesoro indigno en tierra de pesares,

del acero prende el pecado del hombre,

muerte y sufrimiento llevan de nombre.


Desde el infierno miro mis manos,

me odio por mi vileza.

Desde el infierno quemo mi pasado,

sin que pueda haber enmienda.

Desde el infierno seco mi futuro

no hay recelo ni temeridad,

Desde el infierno invado mi gracia,

con esta pérfida eternidad.



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