jueves, 6 de diciembre de 2007

EL SEDENTARIO Y EL GATO

El periódico yacía sobre el sofá, un caro mueble que ahora sufría constantemente las manchas de vino. Parte del rosado líquido aún permanecía en la copa, seduciendo desde el interior del cristal, deseoso de correr nuevamente por la garganta de su dueño. Las cortinas habían sido rasgadas por algún invitado y varios canapés sobrevivientes de la fiesta, sucumbían devorados por el apetito insano del gato del vecino. “Besssssese" solía colarse por la ventana del dormitorio. Ciertamente, en aquel ático enorme, donde acostumbraba a pasar el día entero, derrochando su vida y el dinero conseguido en un golpe de fortuna, el gordo minino constituía la visita más deseada. Puede que sus hábitos se estuviesen amoldando al tranquilo animal. Quizás la infinidad de aquellos pasillos cubiertos de obras de autores que ni siquiera conocía comenzaban a ser irresistibles y el hogar un mundo ajeno a todo lo que siempre había odiado del exterior.
Tras el ventanal del salón comenzaba a vislumbrarse el amanecer. El gato terminó su festín y se subió sobre su regazo. Él interpretó aquél gesto como una invitación a no moverse, a no hacer nada, a hundirse nuevamente en el sofá de 2.000 euros, a no resistirse a la ociosa existencia. Con un ademán intentó apartar al minino, haciendo un último esfuerzo por controlar de nuevo su vida. Pero “Bessssese” pesaba demasiado, quizás mañana lograra su objetivo.

1 comentario:

  1. Mil y una vez ... FELICIDADES!!! es genial e inspirador... ya tenemos un sitio oficial donde nos puedas dar medicina! Un beso enorme..!!

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