sábado, 17 de septiembre de 2011

ENTONCES EL CIELO CAYÓ SOBRE TODOS


Entonces el cielo cayó sobre todos. En un absurdo intento de no acabar con nuestros cuerpos sepultados en la inmundicia agarramos la última oportunidad de sobrevivir. El mundo había dejado de girar, y en torno a la humanidad los girones de aquello que fue nuestro hogar nos devoraba, masticaba y engullía en una voraz venganza.

Una vez en la superficie solté la mano de Eva que con fuerza había mantenido en nuestra huida. Sumergido aún en el mar de adrenalina miré al horizonte, intentando encontrar un sendero entre los edificios retorcidos por toda aquella hecatombe. Multitud de ojos nos observaban, sin vida, coronando los cuerpos destrozados de nuestros vecinos, los compañeros de trabajo, de los chicos que nos saludaban desde las ventanas de la escuela todos los días, de nuestros seres queridos. Eva me abrazó, necesitando tanto como yo el consuelo de alguien cercano, sabiendo mientras escuchábamos los rugidos de la tierra, que estábamos solos.

Caminamos varias jornadas, sorprendidos por la magnificencia de la destrucción, preguntándonos si sería posible que en un futuro pudiésemos arreglar los jirones que habían quedado del mundo conocido. Durante esos días no apreciamos síntoma de vida humana, ni siquiera los cadáveres se habían permitido el lujo de librarse de los animales hambrientos y la soga de la desesperación caía lentamente sobre nosotros. Nos fue difícil encontrar agua que saciara al menos nuestras necesidades físicas, puesto que las fuentes, arroyos y pequeños pozos que localizábamos a nuestro paso se consumían con la ponzoña y la sangre vertida.

Pensamos que quizás lo mejor sería alejarnos de la urbe, caminar hacia esa naturaleza que siempre rodea nuestro espacio de prosperidad, pero que había permanecido invisible a nuestros ojos. Caminamos lo que nos pareció una eternidad, acumulando heridas en nuestros cuerpos y aguantando las náuseas cuando el olor a podredumbre comenzó a ser insoportable. Eva agarraba de vez en cuando el crucifijo escondido bajo su camiseta manchada de sangre ajena, lo apretaba hasta que sus manos perdían el color. Susurraba algunas palabras que se escapaban y perdían entre el cemento. Sé que rezaba haciendo acopio de una esperanza que yo ya había perdido, aferrándose a su fe como yo a ella.

Tras varias jornadas y con nuestros cuerpos rendidos, comenzamos a dejar atrás los grandes edificios. Fue la primera vez que nos encontramos con algo de vida humana, aunque hubiésemos deseados seguir siendo los únicos en ese infierno. Algunos infelices, destrozados, gritaban de dolor mientras intentaban sin éxito mantener su carne pegada al hueso. Sus ojos demostraban el inmenso dolor que sufrían pero ellos se aferraban a su último aliento. Cuanto más nos acercábamos al límite de la ciudad, encontrábamos más de esos vecinos que parecían no poder dejar este mundo que les convertía en muñecos agonizantes.

Nos aproximamos con cuidado hacia los árboles, rendidos por el cansancio y no pudiendo evitar que los gritos agonizantes que nos rodeaban nos oprimiese el corazón. Eva me miró y suspiró, yo le apreté fuerte la mano. A nuestra espalda la roca crujió y frente a nosotros comenzó a erigirse un muro espeso de zarzas tan gruesas como mis brazos. La gran cantidad de preguntas que habían quedado en letargo bajo el cansancio y el hambre, resurgían provocándonos un intenso dolor de cabeza. Jamás podríamos salir de aquel devastado escenario. Estábamos condenados.

Cuando el muro de grandes agujas terminó de crecer, aprecié un resplandor proveniente del otro lado. Alcé a Eva que permanecía acurrucada en el suelo. Limpié sus lágrimas con mi mano y le sonreí. La luz se acercó de forma lenta lo suficiente para que pudiésemos notar la calidez de aquél fenómeno extraño. Eva apretó nuevamente su crucifijo cuando una figura comenzó a formarse ante nosotros. Pronto pudimos apreciar la imagen de un ser extraordinario, de largos cabellos y hermoso rostro que cubría su cuerpo con una armadura antigua. El sonrió, mirándonos mientras unas gotas de sudor recorrían mi espalda a medida que la temperatura subía. Nos sentimos reconfortados, pero entonces el calor empezó a ser insoportable, y la necesidad de una bocanada de aire tibia un deseo irresistible. El ser alzó sus brazos hasta entonces ocultos tras la espalda. En su mano derecha portaba una espada de la cual surgían lenguas de fuego. El ser convirtió su sonrisa en una mueca horrible y sus ojos se inundaron de un rojo intenso. De sus hombros surgieron unas alas que se desplegaron, enviando hacia nosotros una corriente aún más ardiente que penetró nuestra carne. Observé asustado la piel que se iba desprendiendo de los pómulos de Eva y su mirada de incomprensión. Nuestros gritos de dolor invadieron el lugar y recorrieron las ruinas de nuestra civilización. De repente el ser desapareció, pensé durante un instante que todo había acabado y que morir sería una salvación para tanto sufrimiento. Entonces miré alrededor, aún respiraba, lo sabía porque podía ver el movimiento de mi pulmón a través de mi torso. Eva ya no era mi Eva, yo ya no sabía en qué clase de aberración me había convertido, pero una idea crecía con aseverada certeza en mi mente. Este no era el fin.


© Mª Teresa Martín González

8 comentarios:

  1. Un relato digno de una gran escritora. ¡¡ENHORA-BUENA. Besos Maruja.

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  2. Me has dejado verdadera sorprendida con este relato de "fantasía" o de "futurismo". Es increíble tu capacidad narradora, y de buen seguro que si emprendes el camino del relato de manera profesional, tendrías éxito.

    Besos y enhorabuena

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  3. Vaya, de lo mejor que te he leído, más comprometido, profundo e hiriente. Buena parábola sobre el furor que bulle dentro del ser y su resistencia al dolor y la vida, que sigue siendo dolor.
    Arregla algún jirón, alguna náusea y alguna diacrítica, ye te quedará perfecto.


    Saludos.

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  4. Gracias querida amiga por tus hermosas palabras dejadas en mi blog, que animan dia a dia a continuar escribiendo...

    Tambien quiero decirte que me ha encantado mucho este relato que has escrito en tu blog!!!!! Donde queda al final el deseo de seguir leyendo muchos mas!!!!!!!

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  5. Un precioso relato, digno de una gran escritora.
    ¡¡Felicidades!!
    BESOS.

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  6. EN ESTE TEXTO MARAVILLOSO DEJAS UN MENSAJE, LA LUCHA POR SOBREVIVIR A PESAR DE TODO Y DE TODOS.
    ES INCREIBLE TU CAPACIDAD PARA DESCRIBIR SECUENCIAS EN UN MUNDO QUE NO CONOCES...

    TE FELICITO, AMIGA, GRACIAS POR VOLVER.

    BESITOS

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  7. Buen día una sorpresa por tu visita muchas gracias siempre contenta con las aves que miran por mis ventanas a la hora justa de la siesta... desde chile mi abrazo...


    Ledeska

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  8. GRACIAS AMIGA POR LLEGAR HASTA MI RINCONCITO QUERIDO QUE TE ESPERA SIEMPRE.
    ES UN PLACER PARA MI, ESPERO QUE ESTÉS BIEN, TE DESEO LO MEJOR.

    BESOS Y ABRAZOS.

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