viernes, 5 de diciembre de 2008

Una habitación en mi interior


Quizás se hayan acumulado ya demasiados libros sobre las baldas y estas soporten un peso superior para el que alguna vez fueron construidas. El ordenador está encendido, la pantalla muestra un fondo parpadeante y el teclado viste una ligera capa de polvo excepto en varias de sus teclas, desgastadas e invisibles. Queda un poco de café en esa taza tantas veces usada en los largos momentos de inspiración. Un murmullo, parecido a un zumbido resuena desde la lámpara que intenta por todos los medios mantenerse encendida. Desde el interior se aprecia el olor fresco y nocturno que a veces embarga el cuarto, ocultando el hedor a rancio y cerrado. Las cortinas se mueven al ritmo del viento que trae esa sensación de libertad que llega desde el jardín, y la única muñeca que aún resiste en las agotadas baldas se deja acariciar por las sedas que cuelgan revoltosas y reflejan sus colores en el cristal de las ventanas.


© Mª Teresa Martín González


1 comentario:

  1. Hola Mayte.me ha gustado mucho el relato del 5 de Diciembre.Tambien he leido los anteriores otras veces y estan muy bien .juan Martin

    ResponderEliminar