domingo, 13 de julio de 2008

En esta estación...

En esta estación me hundo, en esta estación perpetúo tu imagen en las cabinas adoquinadas, donde me expiden pasajes ya caducados para este viaje sin sentido. Los charcos que se forman alrededor reflejan con deformidad este cuerpo que ya no sirve para agarrarte en la distancia. Las vían quedan cerca de las intenciones de lanzarme al vacío. Tu tren, demasiado lejos para que mis cartas lleguen.

Temo que los sonidos a óxido y metal provienen ahora de mi interior. No hay más complice junto a mi asiento, no hay ventanilla en la que marcar nuestros nombres.

En la lejanía oigo ese silvido constante que avisa la llegada de mi transporte, pero nunca acaba de pararse junto a mi. Cuándo, ¿cuándo valdrá ese billete lo suficiente para canjearlo por mi vida?

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