Que me digan que el viento no ha variado su rumbo, que el suelo se abra a cada paso indeciso, que las rosas pierdan su olor en el jardín que rodea mi hogar y que los sueños se borren de esta mente irracional. Yo susurro, conduciendo palabras sin sentido a quien quiera escuchar lágrimas surcando un rostro, yo camino a través de los pasillos que se hacen interminables laberintos, yo me alzo y me niego a ser devorada por la incertidumbre y la apatía.
Y siempre te tengo a mi lado, incondicional a mis desganas y fugaces huidas a esa tierra que nadie se atreve a atravesar conmigo.
Que me digan que el mundo se sume en el desastre, yo estaré allí para verlo desde mi atril de obstinación.
© Mª Teresa Martín González
Creo que algunas parte de tu escrito hoy ahondan mas que nunca en mi alma
ResponderEliminar